Se pudo volver a sentir a Antonio Puerta en el Ramón Sánchez Pizjuán. Aitor, su único hijo, permitió que el cielo y Nervión se abrazasen para ver de nuevo una zurda de diamantes patear un balón ante un respetable que guardaba silencio sin pestañear para apreciar con todo detalle ese momento.
La magia continuó cuando justo antes del pitido inicial se recordaba en el video marcador unas palabras del autor del gol ante el Shalke, en las que aseguraba que su sueño era hacer al Sevilla FC aún más grande. Con él empezó todo y con su espíritu se viajará a Cardiff el próximo martes, para hacer justicia con sus sueños, para que tras su gol, se siga agrandando la leyenda año tras año.
La historia aún no está cerrada y, con cada trofeo, se recuerda el primer peldaño hacia la gloria. Hacia donde llegaron las flores que ofreció en su memoria el rival que nos visitaba. Dos jugadores cordobesistas fueron los encargados de hacer la entrega, acompañados por Fazio y Aitor, que se va haciendo mayor y va tomando consciencia de la huella tan profunda que dejó su padre en el sevillismo.
En el descanso, el Sevilla FC, quiso tener un gesto con el Córdoba CF por aceptar la invitación y rendir de esa forma su particular homenaje al eterno 16. El presidente José Castro entregó una escultura con La Giralda- aquella que presume orgullosa- y la Mezquita, en relieve.
La emoción continuó tras el partido. El estrecho vínculo entre la afición y el equipo volvió a quedar patente cuando los jugadores se unieron en corro mientras la grada les pedía que pusieran toda la carne en el asador. Una nueva conjura para seguir haciendo al Sevilla más grande, porque lo que empezó ante el Shalke debe continuar, por el Club, por el sevillismo y por Antonio. (www.sevillafc.es)
