viernes, 16 de mayo de 2014

GRANDE DE EUROPA

Grande: Que supera en tamaño, importancia, dotes, intensidad, etc., a lo común y regular. 
Europa es uno de los continentes que forman el supercontinente euroasiático, situado entre los paralelos 36º y 70º de latitud norte. De forma convencional y por motivos históricos es considerada un continente, tras la delimitación realizada por el geógrafo ruso Vassili Tatichtchev quien deseaba señalar la pertenencia de Rusia a Europa y a Asia.[1] Las fronteras de Europa y la población son objeto de controversia, ya que el término continente puede referirse a un bien cultural y político o a distinciones fisiográficas. 
Pues bien, tras leer estas definiciones y vivir lo que vivimos el pasado 14 de Mayo en el Piamonte italiano, queda claro quién es este GRANDE DE EUROPA. 
El 1 de agosto de 2013 comienza esta andadura en Nervión con una entrada asombrosa a pesar de la fecha y de las temperaturas que asolan nuestra capital en esos días. Fueron dos eliminatorias de fase previa superadas con holgura y con la firmeza que se le requería al club de nuestros amores. 
Con esto llegamos a la fase de grupos, la cual se inicia el 19 de septiembre. Nuestro equipo andaba colista en la competición doméstica y tocaba viajar a Portugal. Es ahí cuando esta afición da al equipo la primera señal de que la queremos, de que esa esa copa es nuestra, de que iremos a por ella, de que nos cambió la vida. La plantilla, en su mayoría nuevos que defienden nuestro escudo, captó perfectamente el mensaje y nos brindó la victoria. 481 kilómetros separan Sevilla de Estoril, pues bien, los miembros de esta tertulia fletaron una furgoneta de 9 plazas y duplicaron esa distancia en mismo día del partido. Éramos colistas y nuestro equipo nos necesitaba, allí estuvimos, pancarta en mano y con el polo que estrenamos la noche en la que estuvimos debatiendo con Monchi la planificación de una temporada que a la postre se antojaría histórica. 4000 sevillistas en Estoril, nada más que decir, nada de mitos, nada de leyendas, allí estaba nuestra afición. 
También hubo sevillistas en Friburgo y en Liberec, nunca camina sólo, nunca se le abandona, pero de verdad, sin palabrería barata sino gastando tiempo y dinero en esta gran pasión, yendo a por lo que es nuestro, por la copa que nos hizo grandes e Eindhoven y que refrendamos en Glasgow. 
La fase de grupos concluyó con una primera posición que a priori facilitaba los cruces eliminatorios. Cruces en los que el primer rival sería el Mariboresloveno. Allí en Eslovenia se presentó un nutrido grupo de sevillistas combatiendo frío, luchando contra viento y marea, para traerse un empate que refrendaríamos con una victoria en casa. 
El siguiente paso supondría el primer derby en competiciones europeas de la historia. La ida en nuestra bombonera supuso una dura derrota por 0 a 2. Los aficionados rivales se subieron a la euforia, otra vez dieron por derrotado al Grande de Europa, nos daban por eliminados. Pues bien, 3 días después al término del partido liguero contra el Valladolid, esta afición recuerda a su plantilla que de nuevo hay que ponerse el mono de trabajo y seguir nuestro camino, que nuestra copa nos corresponde. Es entonces cuando se acuña el cántico que será durante el resto de competición el jugador número 12, el que vino a sustituir al sombrero de Barcelona ÉCHALE HUEVOS, SEVILLA ÉCHALE HUEVOS. 
Ante tal tesitura, el equipo nos necesitaba. Así, amplia representación de nuestra tertulia, fuimos a por nuestras entradas, seríamos parte de esos 3000 que agotamos las entradas en un suspiro. De nuevo, a modificar horarios de trabajo, a apretarse en otros días de trabajo,  para el jueves 20 de Marzo acompañar a nuestra gran pasión y demostrar que nunca nos rendimos. Y se levantó la eliminatoria, claro que sí, tras una tanda de penaltis, dejamos silenciada la carretera de Cádiz y disfrutamos de la proeza en primera persona. El Sevilla volvía a ser cuartofinalista de la UEFA. ¿Sabéis los que eso significa? Pues sí, cada vez que llegamos a cuartos nos la traemos pa ´Sevilla. Somos así de chulos. 
Oporto: también hubo miembros de esta tertulia que pasearon el nombre de Álcala del Río por esos 591 kms que nos separan de la ciudad lusa. Por carretera, volviendo a exponer tiempo y dinero,  una pasión que no tiene nombre. Derrota por la mínima. De nuevo nos daban por eliminados. Pobrecillos, 1 a 0 para Nervión es una migaja. Y así fue, en media hora, 3 goles como soles y eliminatoria en franquía. Oporto, que pase el siguiente que nos nos podemos entretener mucho. 
Semifinales de la UEFA, Valencia, ida en Nervión. Resultado de 2 a 0 y nada más escuchar el pitido final carrerón hacia las taquillas. Éste que os escribe junto a todos los miembros de la tertulia estábamos dispuestos a pasar 13 horas guardando cola hasta las 10 de la mañana del día siguiente. Había que estar en Valencia. Y estuvimos, otros 659 kms duplicados, esta vez en tren por ver ese cabezaso de M´bia que desató la locura. 4000 en Estoril, 3000 en carretera de Cádiz, 2500 en Oporto y más de 6000 en Valencia. Baño de sevillismo, afición de categoría, personas de todas las edades. Grada tensa porque esta vez el DICEN QUE NUNCA SE RINDE esperó para aparecer al último suspiro. La locura allí vivida, esas caras, eso no se puede explicar, era nuestra, todos los caminos llevaban a ella. 
Y TURÍN, ROAD TO TORINO 2014, 1870 kilómetros para demostrar el amor que te tenemos. Héroes en autobús, 26 horas de sacrificio en la ida y otras tantas en la vuelta. Toda la noche saliendo aviones, vía Milán, vía Ginebra, toda Europa estaba teñida de rojo con la mente en llegar a Turín a tiempo, para ver esa grada como la vimos, vivir esta pasión como la vivimos. Recordando a los del tercer anillo, a los que nos transmitieron todo, haciendo uso de esta bendita herencia, gozando. Bocas secas, manos frías, semblantes desencajados, mucho sufrimiento, muchos nervios. TODO merece la pena, TODO. Tricampeones de la UEFA. Una vivencia que no está pagada con nada. Como todas las demás, tuve la dicha de vivirla junto a mi padre, pero todos los que me rodeaban eran una piña, una auténtica familia. 
Échale huevos, Sevilla, y Sevilla se los echó. No veía jugadores, veía gladiadores al pie de los Alpes, veía lucha y entrega por un escudo, nada habría que reprochar si la derrota nos asolaba, pero cómo vamos a perder, si la copa era nuestra, si ya lo sabíamos, si todos los caminos llegaban a ella. 
Gracias amigos míos, un placer haber compartido todas estas vivencias a vuestro lado. 
 Rafael Domínguez Bravo