Vale el empate, pero no jugar al empate, porque eso supone un riesgo
inadmisible en un partido donde no hay marcha atrás. Con el recuerdo de
lo que ocurrió hace un año ante el Racing de Santander todavía fresco en
la memoria de los sevillistas, la única consigna esta noche es salir a
ganar sin dobleces, como exige el Sánchez Pizjuán y sobre todo las
circunstancias. Vale el empate para pasar, sí, pero el campeón debe
conseguir y necesita una victoria que le asiente en su competición por
excelencia.
La visita del Rijeka dibuja en el horizonte la primera de las muchas
finales que se irán sucediendo a lo largo de la campaña. Por eso, tal y
como ha anunciado Emery, se espera muy poca especulación y sí un Sevilla
con un once de plena garantía y con una voluntad firme e impetuosa
hacia el triunfo. Es posible, no obstante, que haya cambios con respecto
a la alineación de Vallecas, lo que será una oportunidad magnífica para
que los que entren puedan reivindicar su titularidad y principalmente
para que una vez más se demuestre que todos los efectivos están
enchufados.
Este grupo se está decidiendo fundamentalmente por la fortaleza de
los equipos en sus estadios. El Sevilla se ha mostrado intratable ante
el Feyenoord y Standard de Lieja, de modo que el camino está marcado. El
Rijeka, por su parte, tiene poco que perder, porque el favoritismo no
es suyo, y sí mucho ganar. Es precisamente eso lo que le convierte en un
rival peligroso. Pero el verdadero peligro sería que el Sevilla se
dejara ir y no fuera desde el principio sin reservas a hacer daño a los
croatas. Si la intensidad no falla, la calidad debería imponerse. Noche
que exige la mejor versión del Sevilla, noche ideal para dar un nuevo
paso para que el equipo se reafirme en el buen trabajo que viene
desarrollando a lo largo de la temporada. (www.sevillafc.es)